La magia de hace 4 años

Como bien saben algunos, desde hace mucho tiempo he querido lanzarme en paracaídas, siempre me había dicho y propuesto hacerlo antes de mis 24 años que ya los cumplí en enero pasado. En mi afán de llevar a cabo la locura, porque ya estaba retrasada con la acción, en unos pocos días comencé a buscar cierta información y di con que lo ideal sería realizarlo en Miami. Por qué viajar para hacerlo? Pues, resulta que originalmente yo estaba queriendo juntar ciertos días libres para hacer otro viaje a otro destino así que había negociado con algunos compañeros de trabajo los turnos y días que necesitaba, sin embargo no conseguí todo los días que quería, quedándome lo justo para poder hacer un viaje corto nada más. Así terminé de decidir que mi viaje finalmente sería a Miami, donde de paso, por las fechas, el hecho se me haría bastante volátil, pues el 27 de febrero, de hace 4 años, yo estaba en esa misma ciudad, pasando apuros para lograr llegar a verLa y conocerLa.



El día que escogí para llevar a cabo mi locura, el salto en paracaídas, sería el mismo 27 de febrero, y era porque quería conmemorar mi Magno Evento Smiley ( MES, haber conocido a Soraya ) con algo igual de emocionante. Creí tener todo listo y estar preparada para dejar mi estómago por ahí arriba a no sé cuántos metros de altura, pero el día previo cuando llamé a la persona con quien tenía que coordinar punto de encuentro y hora, me entero de que no podría hacerlo por dos factores, uno a consecuencia del otro, y es que ese día habría mal clima en la ciudad y en vista de eso los del "skydiving center" se tomaron el día libre, así que no había manera de programar con ellos ningún salto ni locura. De tener casi todo tan mentalizado y organizado, pasé a no tener absolutamente nada. Sin embargo, en el fondo, había premeditado otro asunto, que igual lo hubiera hecho luego de lo del paracaídas, pero no sé si hubiera alcanzado a hacerlo ese mismo día, era ir al hotel Loews de Miami Beach, donde aconteció el MES. Aunque no me hospedara ahí por inimaginables tarifas de alojamiento, me propuse infiltrarme sólo para fumarme mi opium smiley en una fecha especial.



Así, mi salto en paracaídas se canceló, y lo que terminé haciendo ese día 27 se fue dando según quisiera el mismo destino, no me presioné con horas ni nada, me levanté a las 9am, me fui a pasar la mañana en Miami Beach, en los alrededores del hotel Loews y la playa que queda ahí en frente. Habré llegado al hotel un poco antes del mediodía, entré pasando totalmente desapercibida, y creyéndome huésped fui directo al área de la piscina, donde se había dado el MES y donde recuerdo claramente que me congelaba (porque no fui tan abrigada que se diga) mientras la contemplaba a Ella cantando en la tarima improvisada, frío que este 27 se repetía y se sentía, tarima improvisada que seguía teniendo de fondo esa misma pared con azulejos que sale en las fotos tomadas de aquel día, 4 años atrás.



Por haber estado infiltrada donde no debía no permanecí mucho tiempo ahí adentro, me habré tomado una media hora de opium, luego continué y fui a rumbo a la playa, desde donde seguí visualizando el hotel Loews y pasé caminando por casi dos horas sobre la orilla del mar. Durante toda la caminata la fui escuchando, si bien no tenía un mp3 o discman, tuve que recurrir a estos aparatos de alta tecnología que son un "todo en uno", se hacen llamar celulares, y bueno, como no tenía audífonos fui escuchando SU música en altavoz, pero como la playa estaba practicamente desolada, nadie se daría cuenta ni se molestaría.



Como noté que estaba por comenzar a llover, y ya estaba bastante freezada como para soportar más frío y de paso mojarme, volví hacía donde había gente, y sinceramente, no me aguanté las ganas y fui a comprarme un cocholate caliente, me hacía falta!

Salía de comprar mi cocholate y enseguida tomé el bus que me llevaría de vuelta al centro de la ciudad, el bus estaba justo en la parada de afuera del local donde compré mi cocholate, como si me hubiera estado esperando. De retorno yo ya sabía en cual estación quedarme para de ahí avanzar al que sería el punto fuerte del día. De la estación hasta el punto fuerte eran unos cuantos bloques por caminar, pude haber ido en bus igualmente pero creo que caminar era mejor, así respiraba el aire necesario para atreverme a entrar. Era el lugar donde le dieron SU "último adiós", que, claro, por sensacionalismo fue bastante reportado y hasta fotografiado, todo tan tarde como siempre...

En fin, como yo no conocía el lugar, no me creía haber llegado hasta cuando vi la edificación, que la reconocía por algunas de esas mismas fotos sensacionalistas. Fue bien raro irme acercando y dar pasos débiles pero apresurados hacía donde sabía que no me sentiría nada bien. Si era de que llegara hasta ahí, el destino apenas me lo dejaba saber. Como ya me ha pasado antes, estaba sola, así que eso era mucho más extraño aún para cualquiera que me observara, y no faltó algún ente amable que me hiciera la pregunta de rigor, "estás buscando a alguien?" (si cada persona que me lo ha preguntado supiera a quién busco!).



Para la hora en que llegué al lugar, estaba cerrado, pero al fijarme en el cartel de horarios de atención vi que no faltaba mucho para que abrieran y pudiera entrar, así que nuevamente, seguí aguantando el frío, que en realidad se hacía peor con el golpe del viento, pero la sensación me gusta, así que tampoco me quejo, quizás se iniciaba mi pequeño resfrío de ahora, total uno más o uno menos, ya da igual. Así que pasé alrededor de 20 minutos esperando, me di una caminata por ahí y me senté un ratito a contemplar el paisaje de la bahía, área donde queda este lugar. Ahora pienso que es como si Ella me hubiera dado esos minutos para ponerme a pensar y terminar de tener el valor de entrar y no desvanecerme. Dentro de ese lapso de tiempo, cuando me acerqué a la puerta para tratar de divisar algo en el interior, hubo una única cosa que me resaltó, por el color y el mensaje. Era morado y las líneas me sonaron muy a "Ella", así que me quedé leyéndolo una y otra vez. Ahí fue cuando noté claramente la influencia e importancia de este lugar en Ella.



Pasó el tiempo, y entre mi pensar junto con el frío, no sentí cuándo abrieron la puerta, pero bueno, era el momento. Lo primero que recorrí fue la librería, donde tenían muchos artículos interesantes a la venta, entre esos, aquel que me llamó la atención por las líneas volátiles. En un principio no pensé que estuviese a la venta porque se veía más como un adorno, pero no faltó "Wally" que se aguantara y al final preguntara si lo tenían o no a la venta, me confirmaron que sí. Creo que recorrí la librería por unos 45 minutos más o menos, hasta cuando me dije "ok, es hora de ir un poco más allá", y a un chico que atendía en la librería le pregunté si "the sanctuary" estaba abierto, si yo podría ingresar sólo para conocerlo, me quedó mirando y me dijo que sí, que estaba abierto, así que a paso incierto seguí.



En medio del absoluto silencio llegué a ver que ya estaba dentro de ese gran salón, un auditorio que lo tenía muy presente en mi mente fotográfica, y donde enseguida también reconocí el escenario y esas pantallas a sus costados donde un 12 de mayo de hace casi 2 años se proyectaban imágenes clásicas y memorables de Ella, el mismo 12 de mayo en que durante la noche alguna voz me dijo "Calma Dhany". Dentro de aquel salón creo que me habré tomado otros 45 minutos, me puse a contemplar desde los asientos hasta los reflectores del escenario.



Cuando ya me había dado mi tiempo en el salón, volví a la librería del lugar, y como las líneas volátiles de aquel artículo me quedaron dando vueltas, decidí comprarlo. Para ese momento fue cuando se me dio una conversación interesante con el chico que antes me había atendido, era al que le había preguntado si podía pasar a conocer "the sanctuary", y es que como ese primer intercambio de palabras fue en inglés ninguno se percató ni imaginó que el otro hablara español, y quien notó que el otro lo hablaba, fui yo, porque lo escuché hablar por teléfono, así que ahí me familiaricé un poco más y para la próxima vez que me acerqué, que fue para comprar mi artículo, le hablé naturalmente en español, y ahí fue cuando él de una sola atinó a decirme "eres de Guayaquil?" y yo me sorprendí porque entre lo que dije creo que no fueron más de 3 palabras y aún así él supo de donde era yo. Pero claro, cómo podría él reconocer de dónde era yo?, pues porque él también resultaba ser guayaquileño! Con eso, como buen par de compatriotas nos emocionamos y conversamos unos minutos, e incluso terminamos dándonos cuenta de que muy probablemente ya nos habíamos conocido antes y hasta nos relacionábamos con personas en común, es más, la mirada de él de alguna ocasión se me hacía muy familiar, luego entendí por qué. He ahí cuando se dice cuán pequeño es el mundo. En vista de eso, ya que "Wally" había tomado más confianza, no podía irme del lugar sin mencionarla a Ella, y le pregunté a mi compatriota si la llegó a conocer. Me lo afirmó diciendo que Ella siempre visitaba el lugar, y que además SU....... había sido ahí, ante lo cual le dije que lo sabía, y que precisamente por eso mismo estaba yo ahí. Creo que la conversación pudo seguir, pero sinceramente, no me atreví a decir ni preguntar más. Tras todo esto, él me terminó haciendo un descuento en mi compra del artículo que me había encantado, y además, me permitió llevarme como cortesía algunos otros más.



Al ya retirarme del lugar, me pasó que el mismo ente amable de más temprano seguía ahí afuera, era el que me preguntó si acaso yo buscaba a alguien, lo cual cuando vio que ya me iba me lo volvió a preguntar - "¿Did you...?"

Entre un ente extraño pero amable y pendiente de mí, más un compatriota radicado y detallista, el relajante silencio acompañado del viento frío que facilitó mi estado volátil y el tiempo de respiros y suspiros previos al punto fuerte, puedo terminar diciendo que definitivamente sola no estuve, es más, hasta con una sonrisa terminé mi día. Buscaba una locura y no encontré sino "Algo más que un Alguien". Si bien una situación llevó a otra, y mis planes de ese día se vieron cambiados por completo, sé que todo siempre es por algo, y si no estuvo para mí llevar a cabo aquella locura del paracaídas, comprenderé que alguien veía por mí. No siento resignación ni frustración, sino aceptación de que Alguien está ahí, y eso, después de procesar cada cosa que pasó, lo aprecio, valoro y agradezco.

"I Release And I Let Go"